Este estilo es el resultado de la integración de fórmulas constructivas y estéticas de diversa procedencia: romana, prerrománica, bizantina, germánica y árabe, hasta alcanzar una unidad de criterios y una personalidad considerables.
Pero no se puede considerar este estilo como algo completamente homogéneo en el doble plano espacial y cronológico, puesto que se dan “variedades regionales” y una evolución temporal de maduración y decadencia.
En España, la peculiar situación política y geográfica en los siglos en que se desarrolla, va a imponer una serie de condicionantes especiales, con respecto a otros estados vecinos. La convivencia, a menudo bélica y en otras ocasiones pacífica con el mundo musulmán limita la difusión geográfica de la arquitectura románica a los territorios no sólo conquistados, sino establemente repoblados. Es por esta razón que el románico español sólo se desarrolla en la mitad norte peninsular.
Desde su nacimiento en el siglo X, hasta su lenta y desigual desaparición en el siglo XIII, el estilo, sigue el ciclo vital de cualquier estilo artístico: fase arcaica (primer románico), fase clásica (románico pleno) y por ultimo una fase decadente o barroquizante (tardorrománico).
La “primera etapa” se desarrolla en las décadas finales del siglo X y a lo largo de buena parte del XI. En él juega un papel predominante la arquitectura anicónica. Nace en el norte de Italia y se extiende por el sur de Francia y noreste de España. Por su procedencia y desarrollo se le ha denominado también estilo lombardo.
Es así como durante el siglo XI comienzan a construirse en el norte de Cataluñaun elevado número de templos de estilo lombardo, en Lérida, Gerona yBarcelona. Este primer impulso llega también al reino de Aragón, conservándose buenos ejemplares en la provincia de Huesca. Salvo algún caso aislado de Galicia y Valladolid, el primer románico, frenado por la tradición artística hispánica de lo astur-leonés y lo mozárabe, no tendrá en el resto de nuestra geografía ninguna implantación.
Como características más distintivas se puede citar el empleo de piedra escuadrada pero no pulida, las cabeceras son de semitambor adornadas con arquillos y bandas rítmicamente dispuestas, los templos se cubren con bóvedas pétreas de cañón y horno, las naves son más amplias y elevadas, al menos en comparación con antiguos edificios prerrománicos; se emplean los pilares como sustentación, en lugar de la columna, y no hay figuración escultórica.
Una segunda fase, que constituye la época dorada del estilo por su calidad y belleza, se extiende en la última mitad del siglo XI y la primera del XII, procedente de Francia y transmitido principalmente por las rutas de peregrinación. A esta fase del gran románico se le ha denominado "pleno".
Es el momento en que se levantan los principales monasterios, las grandes catedrales románicas de las rutas de peregrinación y otras importantes iglesias en las ciudades de mayor poder económico e influencia.
Es un estilo de líneas y volúmenes armónicos, ricos en escultura en fachadas, puertas, ventanas, canecillos, etc. La pintura complementa la expresividad de la figuración tallada en la piedra. Los programas iconográficos no se realiz azar, sino en función de un mensaje catequético y simbólico preciso.
Aunque existe algún caso aislado anterior, se puede afirmar que hasta la sexta o séptima década del siglo XI el románico pleno no se asienta en España. Es, por tanto, a partir de los reinados de Sancho Ramírez en Aragón y Alfonso VI enCastilla y León, incluyendo las actuales las actuales provincias de Asturias yCantabria, cuando el nuevo estilo foráneo comienza a desplazar al arte castizo. La tración del nuevo estilo es favorecida por la intensificación de las peregrinaciones de aquellas décadas, la reforma litúrgica y el asentamiento de monasterios de origen francés.
La asimilación de este arte considerado extranjero no se llevará a cabo sin fuertes resistencias como consecuencia del fuerte arraigo de la cultura y tradición hispanovisigoda en los reinos españoles, mantenida y alentada por el combativo reino astur-leonés y por la población mozárabe.
Las principales estaciones delCamino de Santiago ven levantar en un estilo puro y consolidado las primeras iglesias y monasterios. Comenzando por Aragón y Navarra (catedral de Jaca, Loarre y San Juan de la Peña en Huesca o el Monasterio de Leyre en Navarra) el estilo pasa a Castilla a través de la Rioja (Con la soberbia catedral de Santo Domingo de la Calzada) como una arteria de vida y sabiduría. La iglesia monástica de San Martín de Frómista (Palencia) y la basílica de San Isidoro de León son buenos ejemplos. El final del Camino es Santiago y en esta época se colocan las primeras piedras de la catedral compostelana.
Los importantes monasterios ubicados en Burgos van a tener una influencia fundamental en todo el románico castellano, especialmente en Soria. Sobre todo el de Santo Domingo de Silos, cuyo claustro bajo va a irradiar su concepto estético y simbólico por grandes territorios castellanos y aún fuera de Castilla. No en vano, para muchos autores existe un antes y un después de Silos. A pesar de la lejanía con el Camino de Santiago, otras importantes ciudades fronterizas repobladas por Alfonso VI y Don Raimundo de Borgoña como Ávila(San Vicente y San Andrés), Segovia(San Millán) y Sepúlveda (San Salvador) reciben este influjo erigiéndose importantes iglesias. Posteriormente y de forma tardía alcanza tierras de Guadalajara, comoAtienza o Sigüenza.
Con el tiempo, y a medida que las soluciones arquitectónicas se afianzan y mejoran, aparecen volúmenes nuevos y la escultura comienza a barroquizarse. Con el cambio de la mentalidad medieval, el siglo XII, y definitivamente el XIII, trae con sigo un despertar del interés del hombre por la naturaleza y sus estímulos físicos. La figuración trata de acercarse más a la realidad. La estética desplaza al simbolismo. Se llega a lo que se ha venido en denominar tardorrománico.
En Francia, esta fase terminal del estilo dejó ejemplos verdaderamente exuberantes, como la impresionante fachada de Notre Dame la Grande de Poitiers, lo que provocó una corriente completamente antagónica de la mano de la Orden del Císter. Las construcciones de los monasterios de los monjes blancos se despojan de todo ornato e imponen una estética sobria y basada en la línea.
El primer gótico, nacido en el siglo XII, y desarrollado en el XIII, convive con estas formas tardorrománicas, a menudo fundiéndose entre sí en construcciones que se han llamado “de transición”.
Si el gótico con su nuevo concepto de la belleza y simbolismo, se impone rápidamente en las grandes ciudades, incluso sustituyendo templos anteriores, en otras zonas más aisladas, como consecuencia del apego a unas formas tradicionales, se seguirá construyendo en un arte inercial durante varias décadas más.
En España, sumida en las circunstancias políticas especiales de la reconquista, la arquitectura románica tarda en popularizarse. Aunque vastas zonas geográficas son reconquistadas por las armas durante el final del siglos XI y la primera mitad del XII, la repoblación efectiva de muchos de estos territorios, sobre todo las zonas rurales, no se materializa de forma masiva hasta varias décadas más tarde.
Será cuando los repobladores alcancen una suficiente estabilidad en lo organizativo y lo económico, cuando comiencen a construir en todas las aldeas de nueva fundación pequeñas parroquias en el estilo de moda, como sucedió en Guadalajara durante los siglos XIII y XIV. En este momento, y en algunas zonas del territorio castellano y leonés se erigen también iglesias que siguiendo las pautas del románico popular se edifican con técnicas y estética mudéjar con el uso del ladrillo, como en Cuéllar (Segovia) y Arévalo (Ávila), etc..
viernes, 9 de octubre de 2009
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